Cada día cumplimos con nuestro trabajo diario, quien tiene suerte de tenerlo en estos complejos tiempos... Sea mas gratificante o menos, Mas monotono o entretenido...
Y algunas veces no encuentras cual es el motivo que te lleva a repetir esa acción... La de levantarte todas las mañanas para ir al mismo sitio y ¿quien sabe si a realizar algo que te llene o no?
Pero tienes esa sutil sensación que aporta la razón... Esa idea que la lógica superpone al corazón... Esas cadenas...
Tan sutiles y lejanas... Pintadas de ese color rosa que las hace amigables e inofensivas...
Tan finas y ligeras como se ven en la lejanía...
Pero en la punta esconden esos fuertes grilletes que son capaces de sujetarte y son tan dificiles de abrir... Aguantan nuchos kilos... Tu crees que incluso mas de los que pesas...
Y se mantienen encima de tu cabeza sin que apenas te des cuenta... Las une a ti esos eslabones que pagan tus facturas... Tu hipoteca... La luz... El agua... Comida... Y un largo etc...
Aunque algunas veces te planteas: ¿Sin cuantas cosas soy capaz de vivir? o mejor todavía... ¿Cuantas tengo de las que puedo prescindir?
Difícil respuestas... Que de una manera sencilla puede resolverte cualquier persona hoy, cuando te acerques a un cajero automático a las 11 de la noche y le preguntes...
La sutil paradoja de la vida...